Viviendo en el Presente: Descubriendo el Nuevo Camino.
Librándose del Pasado para Abrazar el Ahora
Descripción: En el sermón del domingo 18 de febrero de 2024, basado en Isaías 43:18-19a, se aborda la compleja relación de los seres humanos con el tiempo, destacando la dificultad de vivir plenamente en el presente. El predicador comienza cuestionando la afirmación de que los animales son más felices por su capacidad de vivir en el momento, para luego adentrarse en la realidad humana, donde la mente a menudo divaga entre el pasado y el futuro, incluso estando físicamente presentes en el servicio religioso.
El núcleo del sermón se centra en la invitación divina a liberarse del peso del pasado. Citando el versículo bíblico "No piensen más en lo que sucedió antes. No se preocupen por el pasado", el predicador enfatiza la necesidad de enfrentar las cargas emocionales y expectativas no cumplidas asociadas con experiencias pasadas. Se destaca que la liberación del pasado no implica negación, sino más bien confianza en Dios y en otros.
El predicador explora la complejidad de soltar el pasado, reconociendo que no es un proceso simple como apagar un interruptor. Se argumenta que enfrentar el pasado es esencial para vivir plenamente en el presente, y Dios invita a cerrar capítulos pasados porque Él ya lo ha hecho. Se citan las palabras de Jesús en Mateo 11:28-30, instando a aquellos cargados y agobiados a encontrar descanso en él.
Se destaca la liberación del pasado como un alivio que permite respirar más fácilmente y ampliar el campo de visión. A continuación, el predicador explora cómo Dios está creando algo nuevo en diferentes dimensiones, desde la ciudad hasta la comunidad religiosa y la vida personal de cada individuo.
Conclusion: La conclusión refuerza la importancia de vivir en el presente, superando las expectativas decepcionadas y confiando en Dios. Se anima a experimentar la obra de Dios de cerca, sin esperar constantemente el futuro. La oración se presenta como una herramienta para abrir los ojos a la obra de Dios y profundizar en la fe. Se llama a ser testigos auténticos del amor divino mediante la conexión con Dios y el servicio a los demás. El sermón culmina con un "Amén".