La Majestad del Rey

La Majestad del Rey

May 30, 2024

El poder y gloria del ungido del Señor

¿Por qué se amotinan naciones inquietas,
Y pueblos murmuran en vana querella?
Los reyes se alzan, los príncipes en guerra,
Contra el Señor y Su ungido en respuesta.


“Rompamos cadenas”, así ellos claman,
“Echemos sus cuerdas”, rebelión proclaman.
El que en los cielos se sienta se ríe,
El Señor se burla de su insensatez y mentira.


En su furor hablará, con voz temblorosa,
Aterrará a todos con ira poderosa:
“Yo he establecido a mi Rey en Sion,
Mi santo monte, mi justa mansión.”


Proclamaré el decreto del Señor divino,
Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo querido.
Hoy te he engendrado, tu nombre exaltado,
Pídeme y te daré naciones como legado.”


Hasta los confines de la tierra daré,
Como posesión al Hijo del Rey.
Con vara de hierro los quebrarás,
Como vasija de alfarero desmenuzarás.


Reyes, entended, sed prudentes jueces,
Servid al Señor con temor y fervientes.
Alegrados con temblor, besad al Hijo amado,
No se enfurezca y perezcáis del camino hallado.


Bienaventurados todos los que en Él confían,
Hallarán refugio, su alma alivian.
Con poder y gloria el Señor reinará,
Su ungido por siempre la victoria tendrá.


Los días futuros bajo Su cetro vivirán,
Sus enemigos con fuerza dominarán.
Por siempre Su reino no tendrá fin,
Justicia y paz con Su amor verán.


Cual faro en tormenta el salmo ilumina,
La majestad del Rey, promesa divina.
Oh almas perdidas, a Él acudid,
En Su amor eterno hallaréis abrigo sin fin.


Naciones rebeldes, volved vuestro andar,
Al Rey que en Sion siempre ha de morar.
La ira de Dios no habréis de temer,
Si en Su ungido elegís confiar y creer.


Salmo segundo, tu verdad eterna,
Nos guía al refugio de la paz sincera.
Que nuestra vida refleje tu luz gloriosa,
En servicio fiel, gracia preciosa.


¡Oh Rey ungido!, tu trono sublime,
Es faro brillante que el corazón redime.
Tus palabras santas mi ser inunda,
Tu poder divino jamás se confunda.


Inspirado en el Salmo 2

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