El Amparo Divino

La protección del Señor en tiempos de angustia

Señor, cuán numerosos mis adversarios son,
Muchos se levantan contra mí en clamor.
Muchos dicen de mi alma en aflicción,
“No hay salvación para él en Dios.”

Pero Tú, oh Señor, eres mi escudo,
Mi gloria, quien levanta mi cabeza.
Con voz clamé al Señor y escuchó,
Desde su monte santo, Su respuesta.

Me acosté y dormí; desperté feliz,
Porque el Señor me sostiene sin fin.
No temeré a diez mil enemigos al pie,
Que contra mí se pongan en derredor cruel.

Levántate, oh Señor; sálvame, oh Dios mío,
Tú golpeas la mejilla de mis enemigos.
Rompes los dientes de los malvados impíos,
La salvación pertenece al Señor altísimo.

Sobre Tu pueblo es Tu bendición infinita,
De angustia y temor el alma resucita.
El Señor es mi refugio y fortaleza,
En Él encuentro paz, amor y certeza.

En medio de la tormenta y tempestad,
Tú eres mi calma, mi seguridad.
En tus brazos hallo protección divina,
Tu gracia es faro que guía mi vida.

Oh salmo tercero, tu voz poderosa,
Es canto de fe y esperanza gloriosa.
Confiado estoy bajo tu sombra sagrada,
Por siempre hallaré en Ti mi morada.

Señor, mi escudo y salvación constante,
En Ti reposo con corazón vibrante.
Los enemigos pueden rodear sin cesar,
Pero Tu amor me guarda sin desmayar.

Cada amanecer trae nueva misericordia,
El canto del salmo es paz que se extiende.
Dichoso soy en Tu presencia eterna,
Tus palabras son bálsamo que el alma defiende.

Oh Dios mío, Tuyo es el poder supremo,
Eres roca firme que nunca temo.
Salmo tres bendito, canto de protección,
En tus versos hallo plena redención.

Ningún adversario me puede abatir,
Cuando en Ti confío para resistir.
Tú eres mi escudo, mi defensa fiel,
Contigo estoy seguro en todo nivel.

Salvación eterna pertenece al Señor,
Sobre Su pueblo brilla Su amor.
Salmo tercero, guía celestial,
Por siempre te cantaré con gozo total.

Inspirado en el Salmo 3

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